Cuando estás de régimen, hay un divorcio entre tú y tu cuerpo. Has decidido adelgazar, pero tu cuerpo no lo sabe. Para él, te faltan alimentos, e intentará ayudarte a sobrevivir ahorrando en los gastos de calorías y aprovechando al máximo todo lo que comas. Por eso hay momentos más lentos. Pero ya acabarás por volver a arrancar.
La belleza es un don de la naturaleza en el que la grasa también tiene un papel. Gracias a la untuosidad con la que envuelve huesos y tendones, suaviza los rasgos y las formas. Pero cuando es excesiva, la misma belleza acaba difuminándose.
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